¿QUIÉN DECIDE QUÉ MUERTE VALE MÁS?

 



Esta semana, las portadas del mundo se han llenado de una sola noticia: ha muerto una figura religiosa muy importante. Líder espiritual, símbolo de una era, representante de millones... El Papa. Los medios no han dejado de recordárnoslo. Imágenes solemnes, música triste, especiales informativos, comentarios de expertos, comunicados oficiales. Miles de personas abarrotadas por lo sucedido, miles de personas lamentando su pérdida y miles de personas que se han detenido a hablar de ello.

Y no digo que no tenga importancia. Cada muerte deja una huella. Entiendo que el Papa Francisco era alguien muy relevante, una buena persona, un referente para muchos y alguien que siempre incluía a todo el mundo independientemente de su raza o su orientación.  Cada figura pública que parte, despierta reflexiones, recuerdos, controversias y homenajes, con lo que no quiero quejarme de la importancia que se le ha dado, estoy de acuerdo y me parece bien. Sin embargo sí quiero quejarme de lo siguiente, porque al mismo tiempo que se lloraba con tanta intensidad a esta persona, yo pensaba en otras muertes. Miles de muertes. Silenciadas. Ignoradas. Olvidadas antes de nacer en las noticias.

Me refiero a Gaza. Me refiero a Palestina. A Ukrania también. Me refiero a las miles de vidas que se están perdiendo mientras el mundo mira para otro lado. Bombas que caen sobre casas, escuelas, hospitales. Niños bajo los escombros. Madres desesperadas. Padres cavando tumbas diminutas. Personas que no tienen tiempo para el luto porque están demasiado ocupadas tratando de sobrevivir al siguiente ataque.
Y sin embargo… ¿Dónde están sus historias? ¿Dónde están sus nombres, sus fotos, sus canciones, sus voces? ¿Dónde están sus misas? ¿Dónde estamos las miles de personas que lo miramos con pena pero no hacemos nada? No le damos importancia, al Papa sí pero a ellos no. De hecho, y parece absurdo que haya que preguntarlo, ¿Dónde están las noticias de cada una de las muertes? ¿Es que ya hemos olvidado que siguen sucediendo? ¿Por qué ya no aparecen en los medios de comunicación si la guerra aún no ha terminado?

No lo sé pero ellos no aparecen en las portadas. No hay directos desde sus funerales. No hay minutos de silencio. No hay homenajes. No hay "alerta informativa" cuando mueren. Porque, al parecer, sus vidas pesan menos.
¿Quién lo decidió? ¿Quién determina que una muerte vale más que otra? ¿Por qué un funeral merece cobertura mundial y otro ni siquiera mención?

Y lo que más me inquieta… ¿por qué lo aceptamos?

Los medios nos cuentan lo que quieren que veamos. Y cuando repiten algo hasta el cansancio, terminamos creyendo que eso es lo más importante del mundo. Pero no lo es. Lo que no se muestra también existe. Lo que no se dice también duele.
Mientras nos inundan con ceremonias, rezos, palabras ostentosas y diplomacia, en otra parte del mundo los gritos son reales, la sangre es real, el hambre es real. Siento impotencia y rabia. Como si el mundo estuviera más interesado en la muerte de un símbolo que en la vida de miles de personas.

No estoy en contra del respeto. Estoy en contra del olvido selectivo.

A veces me pregunto si ya no nos duele lo que debería dolernos. Si la tragedia de Gaza no vende, ¿significa que no importa? ¿O es que nos han acostumbrado a ver esas imágenes con indiferencia? ¿Hasta qué punto hemos normalizado el horror?

Me enfurece. Me duele. Me rompe por dentro pensar que hay personas que creen que hablar de esto es ser “político". Como si no fuera simplemente humano. Como si defender la vida, condenar la injusticia, exigir visibilidad… fuera un acto radical y no un deber moral.

Hoy escribo esta entrada con el corazón en la mano. No tengo respuestas. Solo rabia, impotencia y muchas preguntas. Tal vez, si todos nosotros nos hiciéramos más, podríamos empezar a cambiar algo. Porque el silencio también mata. Y la indiferencia es una forma de violencia.

Así que la próxima vez que el mundo entero se detenga para llorar a una figura, me gustaría que al menos una parte del mundo también se detuviera a llorar por las otras muertes.
Las que no se graban. Las que no se nombran. Las que duelen igual o más… aunque no salgan en la televisión.

"No basta con no ser cómplice. Hay que atreverse a no ser indiferente."
— Elie Wiesel

Comentarios

Entradas populares de este blog

UNA BOTELLA EN EL MAR DE GAZA

"EL SILENCIO TAMBIÉN DUELE"

LO QUE NOS DUELE…